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domingo, 28 de febrero de 2016

Yo acuso, tu acosas

“María pagaba dinero a sus compañeros de clase para evitar que le pegasen. Cuando terminó sus ahorros, empezó a pedir dinero a sus abuelos. Si algún día no podía conseguir la cantidad que le habían pedido, le volvían a pegar. Y si le quedaba alguna marca, contaba que se había caído en clase de gimnasia. Cuando sus padres descubrieron que su hija estaba siendo acosada ya había entregado 400 euros”. Debemos de dar por sentado que ni los padres, ni los profesores sospechaban nada y que sus compañeros miraban hacia otra parte.
Sale así a la luz el enésimo caso de acoso en el colegio. Las autoridades creen que los problemas se arreglan aprobando leyes pero la realidad es muy tozuda y nos dice que por cada caso que sale a la luz, normalmente cuando ya lleva ocurriendo mucho tiempo, hay otros que permanecen ocultos. Si preguntamos a los responsables de los centros, la respuesta siempre es la misma: en nuestro colegio “eso” no pasa. Lo mismo ocurre con los padres: “a mi hijo no le ocurre nada parecido” o “mi hijo no es un acosador”.
El Estudio Cisneros X http://www.fapacne.com/publicaciones/acoso-escolar/acoso-escolar.pdf el más completos de los realizados en España sobre acoso escolar es muy claro: uno de cada cuatro alumnos ha sufrido en mayor o menos medida los comportamientos siguientes: llamarles por motes, no hablarle, reírse de él cuando se equivoca, insultarle, acusarle en falso, contar mentiras sobre él, meterse con su aspecto físico, no dejarle jugar con el grupo, gestos de burla o desprecio, gritarle o chillarle, criticar todo lo que hace, imitarle para burlarse, y así hasta veinticinco comportamientos que se pueden incluir en el acoso escolar.
El estudio incide en que de la misma manera que la violencia física deja marcas y se suele visualizar, la violencia psicológica no deja huellas pero sí daños invisibles: ansiedad, estrés postraumático o falta de autoestima. Los profesores suelen afirmar que ellos garantizan que estos comportamientos no se producen en su presencia y que les es difícil supervisar lo que ocurre en los intercambios de clase, en los aseos, en las actividades extraescolares o en el patio de recreo.
Para Aula Planeta http://aulaplaneta.com/2016/01/29/recursos-tic/como-detectar-y-combatir-el-acoso-escolar-en-el-aula/index.html es muy importante estar atento a las señales, a los cambios de comportamiento en clase y ante la denuncia de algún alumno no hay que quitarle importancia, hay que hacerle ver que vamos a implicarnos para evitar que le vuelva a suceder lo que nos cuenta. Hay que actuar con rapidez y contundencia, sin careos que pongan en el mismo nivel a la víctima y a los acosadores e implicando a las familias de ambos. La familia del acosador no quiere creer que su hijo sea capaz de tales comportamientos, por ello es necesario que tengan información de las medidas a tomar y establecer comunicación fluida de la evolución del chico. A la familia de la víctima hay que tranquilizarla y apoyar a los padres y darles pautas de cómo tratar el tema en casa y el posible apoyo, si fuera necesario, de ayudas profesionales y psicológicas. También hay que comentarlo en clase e incluso establecer un equipo de protección del alumno acosado integrado por sus propios compañeros que deben de estar vigilantes para evitar el acoso, denunciarlo si llega a suceder y proteger a la víctima de la acoso escolar.
No podemos trivializar la violencia o el acoso escolar con frases como la pronunciada por la presidenta de una asociación de padres: “Esas cosas, los motes, los insultos, las burlas, siempre han existido...”.

domingo, 21 de febrero de 2016

Al cole con dos años

La escolarización en España es obligatoria desde los seis años, pero, según el estudio "Las cifras de la educación en España 2013-14 del Ministerio de Educación, la mitad de los de niños de 2 años ya participa en programas educativos. Una tasa que duplica la de la Unión Europea, que es del 26 %. La decisión sobre cuándo escolarizar a un niño depende de la necesidad de conciliar vida familiar y laboral y está influida por la oferta de plazas, su gratuidad o la posibilidad de dejar al niño al cuidado a un familiar.
Para la OCDE, "cada vez es más evidente el papel fundamental que la educación infantil juega en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y puede mitigar desigualdades sociales y promover mejores resultados educativos globales", y recuerda que los alumnos de 15 años que cursaron al menos un año en esa etapa temprana obtienen mejores resultados en el Programa PISA que los que no lo hicieron, incluso teniendo en cuenta su contexto socioeconómico.
El premio nobel de Economía y profesor de la Universidad de Chicago James Heckman defiende la escolarización en la primera etapa infantil. Además de igualarse las oportunidades para las familias de menor nivel socioeconómico, disminuye su probabilidad de abandono educativo a través de la mejora de habilidades cognitivas y no cognitivas y los resultados persisten a largo plazo y las personas que asisten a preescolar tendrían una mayor productividad posterior en el mercado de trabajo, genera externalidades sociales positivas, disminuye la criminalidad y mejora el estado de salud. También opina que la pobreza no sólo la determina la renta familiar, sino la atención prestada al niño por la familia. Y las diferencias que crea esa falta de atención tienen consecuencias a largo plazo.
Esas diferencias, que crea esa atención ya en las primeras etapas de la vida, tiene consecuencias a largo plazo. Por ello Heckman afirma que “invertir en los niños es más ventajoso que invertir en bolsa”. Y lo explica porque cada dólar invertido por niño, el rendimiento es entre el 7 y el 10% anual a lo largo de la vida, mucho más rentable que invertir en la etapa de la adolescencia o cuando ese niño se convierta en adulto. Aún sin superar la crisis económica, es preferible invertir en habilidades básicas preescolares y es más rentable que otras medidas más habituales como reducir el número de alumnos por aula, concluye James Heckman.
Como decía recientemente Javier Urra, “una de las peores cosas que se puede hacer con un niño, es no atenderlo”. En casa o en la guardería, según Oscar Wilde, “el mejor medio para hacer buenos a los niños, es hacerlos felices”.

domingo, 14 de febrero de 2016

El arte de hablar en público

Decía Manuel Campo Vidal en una conferencia reciente que las tres grandes deficiencias de nuestro sistema educativo son: la incapacidad de los alumnos que terminan el bachillerato para hablar inglés fluido, la dificultad que supone para ellos hablar en público y su falta de espíritu emprendedor. Algunos padres intentan suplir la carencia de idiomas con la asistencia a academias que preparen a los chicos para aprobar el Cambridge, desde el básico A1 al más avanzado C2, aunque la mayoría se conforman con el B2, requisito para acceder al Erasmus en su etapa universitaria, o a la Alianza francesa para aprender la lengua de Víctor Hugo o Voltaire.

Desarrollar el espíritu emprendedor se ha puesto de moda en los últimos años. No hay institución pública o privada que en su plan de formación no incluya esta materia. Desde libros “Como crear una empresa” hasta conferencias como las del “Proyecto Emprende”. Pero la gran olvidada es la asignatura de hablar en público. El 90 % de los alumnos de la ESO y BAC no se sienten capaces de debatir en público, aunque una parte de ellos se presta a ello con un texto previamente memorizado. Y entonces aparecen los miedos, las inseguridades que muestra su lenguaje no verbal. Tics, expresiones como “eh,…” no saber qué hacer con las manos o una repentina laguna mental que hace que olviden una parte del texto a desarrollar.
Decía Carmen Posadas en una artículo titulado “Comunicando, comunicando, comunicando” que en el mundo anglosajón se anima a los alumnos desde primaria a discutir, exponer y defender delante de sus compañeros sus ideas y que un latinoamericano tiene un lenguaje mucho más rico que un español y sabe articular un discurso más coherente. “En el mundo actual cualquier profesional debe de saber venderse, convencer, seducir y conocer las claves de un buen discurso”, añade la escritora. Y esto vale para arquitectos, médicos, economistas o artistas.

Los expertos hablan de una serie de claves para poder hacer una buena exposición pública. Hay que pensar qué tipo de público vamos a tener, ponerse en su lugar y saber que mensaje es más eficaz en función de su edad o formación, es la primera. Tenemos que utilizar una lenguaje sencillo y accesible en clave personal, incorporando anécdotas o situaciones con las que ellos se identifiquen. Debemos, por último, creernos lo que estamos diciendo y expresar nuestras ideas y opiniones con rigor pero con pasión.

Algunos creen que la capacidad de comunicación es algo innato pero, se sorprenderían de ver la cantidad de horas de ensayo y entrenamiento tienen las personas que, aparentemente, están siempre improvisando. Porque la oratoria no deja de ser un arte, el arte de hablar en público.

domingo, 7 de febrero de 2016

Te invito a mi cumpleaños

Ayer, sábado de carnaval, el centro comercial estaba lleno de niños disfrazados para la ocasión. A las 9 y media de la noche, grupos de padres merodeaban en las cercanías de un establecimiento de comida rápida en el que sus hijos celebraban el cumpleaños de un compañero de clase. Los niños habían comenzado la jornada con una sesión de cine y al finalizar la misma disfrutaban de los menús infantiles mientras entregaban sus regalos y cantaban el cumpleaños feliz al afortunado, pero los adultos, cansados después de una larga tarde de estancia en el centro, no querían interrumpir los juegos de sus retoños.
Hace un tiempo que ya no les valen los parques de bolas, ni las meriendas caseras. Hoy, a sus once años, los niños ya “exigen” un cumpleaños con cine y merienda rápida, previa invitación por WhatsApp ya que más de la mitad de la clase ya posee un Smartphone. Mientras los padres del cumpleañero rompen la hucha para financiar 15 o 20 paquetes de “Cine+Happy”, a un módico precio de 12 euros por cabeza, los progenitores de los invitados hacen cuentas y comprueban que si sus hijos son invitados a todos los cumples, les esperan más de 20 fines de semana pendientes de la agenda social de cada hijo, amén del consiguiente gasto en los correspondientes regalos.

Un par de años atrás, algunas madres pretendieron hacer un fondo común y que el niño recibiera un regalo mejor y no veinte más modestos. Pero la iniciativa fue un fracaso, los niños quieren hacer “su” regalo a “su” amigo y el homenajeado prefiere abrir diez o quince paquetes que uno solo por muy valioso que sea.

Los padres no se atreven a frenar este despropósito y decidir, por ejemplo, que su hijo no asista a ningún cumpleaños y que celebre el suyo en familia. Tienen miedo que quede marcado socialmente y cuando sea mayor le cueste hacer amigos. Pero la realidad nos dice que, salvo excepciones, los amigos del colegio pocas veces se mantienen a lo largo del tiempo, algunos niños cambian de centro, a otros simplemente dejan de interesarles las mismas cosas y las amistades no suelen consolidarse.
Sería buena una reflexión sobre las agendas sociales de nuestros hijos que entre actividades diversas, deportes y fiestas acaban por invadir la del fin de semana de toda la familia.