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domingo, 24 de enero de 2016

Padres forofos

Deberían reflexionar los padres cuyos hijos en edad escolar juegan los sábados y domingos partidos de futbol. Hay ciertos comportamientos que influyen en los niños, así que si los padres se comportan de manera adecuada, estarán reforzando la calidad de enseñanza y formación todo el entorno que hay alrededor del fútbol.
Todos tienen responsabilidad, no solamente los padres, también los entrenadores, los árbitros, los directivos y profesores, en que cada uno desde su papel sirva de ejemplo donde mirarse. El juego limpio y el respeto hacia los rivales es uno de los valores que los chicos pueden aprender. Hay padres forofos que creen que su hijo es una futura estrella y suele buscar responsables en el colegio, en el club o en los compañeros cualquier fallo suyo. No es incompatible la rivalidad siempre que no incluya insultos al rival, comentarios despectivos sobre árbitros y una excesiva exigencia sobre el chico.
La actividad de los padres es muy sacrificada, madrugones, entrenamientos entre semana, partidos a distancias considerables de casa, horarios incompatibles con el descanso del fin de semana de la familia. Y en ocasiones un esfuerzo económico importante para matricular a su hijo en un campus o en una escuela de fútbol. Y es que como comenta en su blog “La Soledad del Entrenador” Miguel Ángel Aroca, “Sin padres no habría fútbol”.
Pero el fin último debiera ser que su hijo se empapara de esos valores intrínsecos al concepto del deporte y no volcar sobre ellos una agresividad mal canalizada. Deberán aprender a dejar de ser “papás-entrenadores” y dejar que el niño evolucione a su ritmo, sin forzar la situación, sino lo que conseguiremos es presionar al niño y a sus compañeros y probablemente no disfrutarán practicando su deporte favorito.


sábado, 9 de enero de 2016

Mi mamá me mima

Ramón Rubio vivía en un pequeño pueblo de Castellón. Cada día se desplazaba hasta Valencia para estudiar lo que siempre había deseado desde niño. Con el tiempo, se convirtió en profesor y hasta fundó su propia academia, donde impartía contabilidad. Interesado en que sus alumnos adquirieran el dominio de los números y mejoraran su caligrafía, creó una serie de fichas de apoyo para que perfeccionaran la escritura y las matemáticas. Lo llamó: "El Método Rubio", un método de refuerzo didáctico que se basa en hacer fácil lo difícil a través de la repetición de ejercicios que van aumentando progresivamente su dificultad.
Muchos españoles han aprendido año tras año con los cuadernos Rubio, y ahora con la llegada de la era digital, se puede descargar la aplicación de los cuadernos adaptados a las nuevas tecnologías.
Mientras, en Finlandia, uno de los países punteros en el mundo de la Educación, los colegios prevén abandonar la caligrafía simplificada o entrelazada y seguir enseñando la letra escrita a mano pero a través de letras aisladas o letras de imprenta y la mecanografía será obligatoria desde el primer curso. La enseñanza va a centrarse en los teclados de los ordenadores y las tabletas, pero sin utilizar la dactilografía o uso de los diez dedos en el teclado, ya que no pueden garantizar que en diez años los sigamos utilizando. En Francia, por su parte, han eliminado el dictado y el cálculo mental, aunque hay algunos expertos que recomiendan recuperarlos.


Letras aisladas o letra de imprenta

Caligrafía simplificada o entrelazada

La firma de una persona tiene un valor legal, ya que la escritura a mano es un sello personal, es nuestro “código de barras” con la que expresamos nuestras emociones y a través de la grafología pueden detectarnos un estado de ánimo o una enfermedad depresiva. Joaquim Valls, grafólogo y profesor, afirma que la letra “delata complejos, inseguridades, miedos y creencias limitadoras” y que “modificar la caligrafía, modifica la personalidad”. Por ello, sentencia “si reeducas tu letra, reeducas tu inconsciente”. Algo que, por lo visto, en Finlandia no creen.