El uso del
móvil es ya una de las cuatro principales causas de conflicto entre los padres
y los hijos adolescentes. Los primeros se encuentran con el dilema de cortar el
uso inadecuado que pudiera hacer su hijo con el móvil por un lado o dejárselo
para tenerlo localizado por otro. Por ello la única solución es hacer pedagogía
y dar ejemplo de uso responsable.
La relación entre padres e hijos se va
deteriorando y la irascibilidad, que parece asociada a la adolescencia, no
ayuda y acaba conduciendo a los padres a la frustración y a la familia en su
conjunto a la incapacidad de solucionar el conflicto.
Cuando la situación se
detecta en el entorno educativo, puede ser el propio centro escolar el que
aconseje la mediación externa. Un mediador no es un juez, ni siquiera un árbitro,
suele ser un profesional que intenta que los propios implicados traten de
construir una solución de acuerdo con sus propios términos, equilibrando la
situación y siempre intentando que las dos partes recuperen la voluntad de
diálogo.