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lunes, 29 de junio de 2015

TIC, TAC,...¿TEP?

Mucho se ha hablado en los últimos años de las TIC. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación suponen la utilización en el colegio de herramientas digitales y la informatización de la gestión. Pero como suele ocurrir con los cambios, la puesta en marcha de las TIC en las aulas no avanza a la misma velocidad en todos los centros. No solamente por las dificultades presupuestarias, que las hay, sino también, en ocasiones, por las reticencias de algunos frente al entusiasmo de otros. Hemos pasado, pues, de estudiar las nuevas tecnologías a enseñar y estudiar con ellas. Y ese concepto de nuevas tecnologías de la información y la comunicación se convierte en Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento, de ahí las siglas TAC.
La idea de las TAC ya no se limita a enseñar a manejar el ordenador, la tableta o la pantalla digital, sino al concepto de gestionar el conocimiento y esas máquinas son meros instrumentos para transmitirlo y su manejo se da por conocido. Las TIC transmiten la información y las TAC la hacen accesible para los alumnos. Una vez más el papel del docente se vuelve imprescindible. Ya no sólo consiste en explicar una materia, como comentábamos en una entrada anterior, sino que el buen profesor debe de ilusionar al alumno, activar su curiosidad e inspirar el amor por el aprendizaje.

Y ese aprendizaje ya no solamente se realiza con libros o cuadernos, sino que también se hace a través de nuevas tecnologías cuyos contenidos y metodología debe de conocer el docente. Para ello debemos de facilitar al alumno la posibilidad de que localice por sí mismo la información que necesita, filtrando en esa inmensa red que es el ciberespacio, los datos relevantes que necesita.
La función del profesor cambia y del maestro con sus lecciones magistrales pasamos a un facilitador y supervisor del aprendizaje a través de canales que se mezclarán con los que propongan los propios alumnos para conseguir que los conocimientos, competencias y habilidades sean los adecuados a las necesidades de los alumnos, tanto a nivel individual como a nivel de clase. Pero, esta evolución no se detiene y ahora de nuevo, las corrientes más innovadores no se conforman con las TAC y creen que también deben de ser utilizadas las TIC como vínculo entre la escuela y las demandas de la sociedad.
Es el modelo que Dolors Reig ha llamado TEP (Tecnologías del Empoderamiento y la Participación). Esta experta considera a las TEP como un paso natural en la evolución del universo digital, basado en dos fenómenos: la participación y la influencia, pasando de los expertos a la inteligencia colectiva, construida a base de aportaciones de miles de personas. Hay quien considera que la tecnología unida al empoderamiento y la participación es el futuro y requiere un sistema educativo centrado más en el aprendizaje autónomo y con el foco puesto en el estudiante.
Ante esta sopa de siglas y con tantas innovaciones en el sistema educativo, no conviene olvidar las palabras de la autora de “The Complete Speakers Sourcebook”, Eleanor Doan: “Unas buenas herramientas no hacen un excelente profesor, pero un excelente profesor sí emplea bien las herramientas”.

martes, 23 de junio de 2015

You are not special

En 2012, la prestigiosa Wellesley School de Massachussets invitaba a David McCullough Jr., hijo del escritor y premio Nobel, a dar el discurso de despedida a los estudiantes que se licenciaban ese año. Sus palabras no pasaron desapercibidas: “No sois algo especial. Habéis sido consentidos, mimados, adorados y protegidos en una burbuja. A pesar de vuestros éxitos en los deportes y de vuestro brillante expediente académico, a pesar de lo que os dice vuestra tía o vuestra novia, no tenéis nada de especial. Sois tan especiales como cada uno de los 6.800 millones de habitantes del planeta”.
Muchos de los expertos señalan la sobreprotección como la principal causa de la frustración de los jóvenes ante las dificultades y su falta de empatía. Siempre han contado con papá y mamá para solucionarle sus problemas. Los padres confunden a menudo el hacer felices a los hijos con dárselo todo hecho. Los chicos, al final, se vuelven débiles interiormente y egocéntricos y narcisistas por fuera.
Cuando se lanzan a las redes sociales van buscando la notoriedad, el reconocimiento y para eso no tienen reparo en embellecer su realidad buscando convertirse en lo que W. Keith Campbell, autor de “The Narcissism Epidemic”, llama en la revista Time “una microcelebridad”. Las redes nos dan visibilidad a todos. El escritor y filósofo Umberto Eco alertaba de “la invasión de los necios” que estaban propiciando las nuevas tecnologías. Ahora el tonto es portador de la verdad y tiene tanta o más credibilidad en las redes que un premio Nobel.
Un médico inglés Ronald Gibson daba una charla sobre el conflicto generacional y afirmaba al comenzar que “nuestro mundo ha llegado a su punto crítico. Los jóvenes ya no escuchan a sus padres, el fin del mundo no puede estar muy lejos”. Y añadió “la juventud de ahora no podrá mantener nuestra cultura. Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, son tiranos que no respetan a sus mayores”. La concurrencia formada por padres y madres aprobaba con gestos y murmullos cada una de las frases. Ante la sorpresa de los asistentes les comentó el origen de esas sentencias, la primera, encontrada en una vasija en las ruinas de Babilonia, la escribió un sacerdote hace 4000 años y la última es de Sócrates, escrita 430 años antes de Cristo.
Después, ante su sorpresa, concluyó: “Padres y madres, relájense, la cosa siempre ha sido así”. Hagámosle caso y relajémonos, al menos, hasta septiembre.

viernes, 19 de junio de 2015

Profe, ¿me recuerdas?

Hoy acaba el curso y los profesores recuperan el protagonismo en nuestra memoria. Al pasar los años quizás no recordemos los reyes godos, los afluentes del Ebro o el año de algún descubrimiento, pero seguro que recordaremos a nuestros profesores. “Profe, ¿me recuerdas? Yo soy aquella, yo soy aquel”. Alguien dijo que los alumnos son la biografía del maestro, guardando lo aprendido de los maestros como personas y no solo de los contenidos de cada asignatura. Educar a un niño no es solamente hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía. El profesor ya no solo tiene que contar lo que sabe, ni siquiera basta con explicar o demostrar algo, el buen profesor debe de ilusionar al alumno, activar su curiosidad e inspirar el amor por el aprendizaje. Debe enseñarle a pensar, a cuestionarse lo que lea, debe formar su inteligencia y el carácter y contribuir al futuro individual de cada alumno y al futuro de la sociedad en general.
Ya sabemos que en nuestro país los profesores no están bien remunerados, ni especialmente bien reconocidos, que su autoridad a veces se cuestiona por las familias e incluso por la Administración. A veces parece que riegan en desiertos, no se ve crecer la semilla, pero la vocación les impulsa y les anima. Porque como decía John Stenbeck, se dedican al más grande de los artes, ya que modelan la mente y el espíritu humano. Todos hemos visto a profesores emocionados en las entregas de diplomas, títulos o birretes. Porque ese grupo con el que llevaban meses o años se va. Es ley de vida, igual que los pájaros, los alumnos vuelan libremente y los docentes solo aspiran a que en el próximo septiembre puedan tener otro grupo de chicos y chicas con los que volver a encariñarse.
Es momento de evaluar, de recordar momentos inolvidables, de tantos y tantos momentos de risas, de lágrimas, de satisfacción por el trabajo bien hecho. Porque parodiando a John Lennon, “la vida es eso que va pasando mientras corregimos exámenes” o mientras explicamos la teoría, la ponemos en práctica, mientras proponemos y seguimos un proyecto de los alumnos, que en cada función de fin de curso nos llena de orgullo. Da igual que bailen, que canten, que concursen con sus cuentos, queremos que ganen porque son “nuestros” niños.
Cuando eres pequeño, el verano, que comienza cuando acaba el curso, nos parecía interminable, los días llenos de luz, sin tareas, sin obligaciones, parecía que nunca se iba a acabar. Cuando lo ves con la perspectiva del adulto sabes que el tiempo vuela y que antes de que nos demos cuentas volveremos al aula, con otras caras, con otras sonrisas pero con la misma ilusión de siempre.

domingo, 14 de junio de 2015

Formar al formador

Un debate permanente abierto es como se aborda la formación de los formadores y si la que tienen actualmente es suficiente para cumplir con los retos de su cometido. Tan importante como la formación inicial es el reciclaje permanente. El informe Talis de la OCDE recoge que casi la mitad de los docentes afirman no sentirse preparados pedagógicamente para dar clases. No quiere decir que los profesores no dominen los contenidos, pero de nada vale saber y no transmitir. Por eso en la enseñanza de magisterio, ahora con otras denominaciones pero magisterio al fin, se incide no solamente en los contenidos sino también en las metodologías para poder transmitirlos. Debemos de aunar, por lo tanto, las competencias teóricas y las metodológicas sin olvidar las competencias sociales, como la comunicación y la animación en la formación, básicas a la hora de plantear trabajos en equipo, procesos de grupo o para relacionarse con los alumnos, el resto del claustro o las familias.


La titulación específica para ser maestro de infantil o de primaria no vale para ser, por ejemplo, profesor de historia en secundaria y por ello existe el debate sobre si en esa materia, en matemáticas, en física o en química debería de haber un itinerario específico para los estudiantes que se vayan a dedicar a la docencia y no limitarse a un máster obligatorio para ser profesor. Debemos también abordar la cuestión de la obligatoriedad o voluntariedad de la formación continua. Si es un mero trámite obligatorio podemos caer en la asistencia a un curso simplemente para obtener la acreditación necesaria y si es voluntaria puede haber profesores que se queden rezagados por falta de tiempo o de motivación.
En algunos centros la formación continua es un tema del claustro en su totalidad, combinando cursos obligatorios, por ejemplo en nuevas tecnologías y su aplicación en el aula, con otros de carácter voluntario. Es la propia dirección del centro la que, sin obligar, impulsa la necesidad del docente de estar al día en determinadas herramientas para poder seguir el ritmo del resto de sus compañeros. En estos casos no obtiene el mismo reconocimiento un profesor competente e innovador que otro que se limite simplemente a cumplir el horario. No tiene la misma consideración el docente preocupado en formarse que el que cree haber cumplido por ganar la plaza.
Porque no nos olvidemos de que si bien una vez obtenida la plaza, como cualquier profesional de cualquier ámbito, el profesorado necesita formarse y ponerse al día, también necesita confianza, autonomía, autoridad, posibilidades de formarse y sobre todo reconocimiento para poder “enseñar siempre, en el aula, en el patio o en la calle” como decía Gabriela Mistral, que añadía “enseñad siempre, con la actitud, el gesto y la palabra… el amor a los niños enseña más caminos al profesor que toda la pedagogía”.

miércoles, 10 de junio de 2015

El mundo líquido

Zigmunt Bauman,(Polonia, 1925), acuñó el término "modernidad líquida" en 2000 como contraposición a la solidez de los valores que habían acompañado a los individuos y culturas hasta la llegada de la sociedad de consumo. Sus escritos reflexionan sobre consumismo, globalización ética, incertidumbre y el análisis de la modernidad. El individuo puede participar e influir como nunca antes, por lo que necesita tomar conciencia y decisiones sobre lo que le es y no le es útil, saber lo que ocurre en el mundo y construir su propio criterio para convertirlo en acción.
En “Los retos de la educación en la modernidad líquida” se pregunta por el papel del maestro y de los contenidos educativos en una sociedad donde nada es permanente. Los conocimientos, como el resto de objetos de consumo, se sustituyen por otros nuevos antes de que podamos cuestionarnos su solidez o utilidad, el exceso de información nos abruma, y los individuos se encuentran desprovistos de referencias sólidas que les acompañen durante toda la vida. ¿Qué conocimientos de los que podemos transmitirles hoy van a necesitar nuestros alumnos cuando sean adultos?
La imagen que intenta transmitir a los jóvenes es que nada es para siempre, la realidad que viven, su familia, su bienestar puede desaparecer de un día para otro, por eso no conviene aferrarse a lo material, ni dar nada por supuesto: Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen.
Bauman sabe de lo que habla ya que lo sufrió en primera persona. Nació en Polonia, en el seno de una familia humilde; el nazismo lo recluyó a él y a su familia en el gueto de Varsovia, hasta que consiguieron huir a Francia dónde intentó iniciar una nueva vida. Al cabo de unos meses una nueva invasión alemana le obligó a dejarlo todo atrás otra vez y escapar. Llegó a la URSS y tras la guerra, regresó a la Universidad de Varsovia. Tuvo que para volver a huir, esta vez de las purgas del comunismo hasta el Reino Unido, dónde dio clases en la Universidad de Leeds. En 2010 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
 

sábado, 6 de junio de 2015

De vuelta a la escuela

Que las familias deben implicarse en la educación de sus hijos, nadie lo discute y los estudios avalan la mejora de los resultados académicos cuando eso ocurre. Los adultos tienen sus propias tareas pero la más importante debería ser poder pasar tiempo de calidad con sus hijos. Aunque no todos los padres estén animados a participar de la vida escolar, el colegio debe de abrir sus puertas al exterior para fomentar las vías de participación y comunicación entre escuela y familias, mejorar la predisposición a colaborar de ambas partes y favorecer la conciliación laboral con el horario escolar.
La importancia de la implicación de las familias en el rendimiento de los estudiantes es patente: Los padres que leían a sus hijos a menudo durante los primeros años de primaria conseguían que sus hijos obtuvieran mejor puntuación, según la encuesta sobre 'Los hábitos de estudio de los niños españoles'. También los padres ayudan en sus deberes al 80% los niños de primaria y al 45% de los niños de secundaria. Esta ayuda no siempre significa realizar los ejercicios o los problemas con ellos, sino ayudarles a planificarse distribuyendo adecuadamente el tiempo entre deberes y ocio.
Algunos centros fomentan la presencia de los padres en las instalaciones cuando los niños son pequeños pero la van dificultando a medida que los estudiantes crecen. Otros, por el contrario, no permiten el acceso de los padres más allá de la puerta del colegio. Cuando se invita a los padres a presenciar o a participar en actividades escolares, como festivales, representaciones teatrales o fiestas del colegio, el 90 % de los mismos se implican asistiendo a las actividades escolares cuando los niños son pequeños, pero al llegar a la ESO sólo asiste la mitad de las familias.
Si consideramos que es importante para el Centro y para las familias que éstas puedan estar más presentes en el ámbito lúdico y educativo, el colegio debe habilitar una vía para facilitárselo. Con ese objetivo nacen las Escuelas de Padres como una comunidad de padres interesados en mejorar la educación familiar para que puedan compartir sus inquietudes y experiencias. Creando Escuelas de Padres, desde los tres años, los progenitores pueden impartir algunas de las sesiones, se favorece una mejor comunicación entre padres y docentes y una mejora del clima en las aulas.
 

miércoles, 3 de junio de 2015

Arriba el telón

Todos hemos asistido a esas interminables funciones de fin de curso en las que nuestros pequeños, convenientemente disfrazados para la ocasión, hacían sus primeros pinitos sobre las tablas. Hemos compartido sus nervios y su inseguridad pero también hemos visto como eran capaces de memorizar, no solo su texto, sino la obra completa y venciendo el miedo escénico salían al escenario para ser inmortalizados por los padres con los últimos dispositivos móviles. Ahora la educación aprovecha parte de esa experiencia y asume el teatro como una herramienta en el proceso de aprendizaje. Alrededor del montaje de una obra aparece toda una serie de habilidades más allá de las evidentes: expresión oral, vocabulario y dicción, expresión gestual, mímica y emocional. Son las habilidades necesarias para la puesta en escena: escribir la obra, adaptar el guión, actuar, bailar, improvisar, manejar el sonido y la iluminación, dirigir, montar el escenario, caracterizar, maquillar, elaborar el vestuario y muchas otras que pueden ser desarrolladas por los propios alumnos.


El Centro de Documentación Teatral, www.teatro.es , iniciativa dependiente del Ministerio de Cultura a través del INAE, hace una propuesta para acercar el teatro a las aulas ya que cree que “la práctica escénica y el aula son territorios fronterizos y permeable, abriendo un espacio para que los educadores puedan compartir proyectos y prácticas educativas”.Y lo hace a través de dos experiencias: el Carnaval Literario de Gençana y los premios Buero Vallejo de teatro joven.
En la primera, la propuesta está fundamentada en el juego dramático e incorpora a todos los alumnos del centro, donde los pequeños interpretan cuentos populares y los mayores piezas más elaboradas. Para ello la Escuela Gençana cuenta con el asesoramiento de expertos en literatura infantil y juvenil y ellos se encargan de dinamizar las propuestas educativas. En la segunda experiencia, que cumple quince años de trayectoria este año, se incorpora el carácter competitivo y valora fundamentalmente el trabajo en equipo, el proceso previo de preparación, la originalidad, la complejidad técnica y el resultado final sobre las tablas. Se dirige a jóvenes entre 14 y 21 años y el jurado se compone de dramaturgos, directores y actores profesionales que deciden el ganador visionando los vídeos de los participantes.
Sería bueno que al debate del nuevo sistema educativo incorporemos, a las opiniones de pedagogos, profesores y alumnos, las de los profesionales de la enseñanza de artes escénicas y de teatro para adolescentes. Ellos nos van a hablar de las bondades de la mímica, del teatro como un juego en el que los alumnos amplían su horizonte sobre la vida y de como desarrollan las necesarias habilidades sociales. Porque como decía Federico García Lorca, “el teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana”.