Mucho se ha hablado en los últimos años de las TIC. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación suponen la utilización en el colegio de herramientas digitales y la informatización de la gestión. Pero como suele ocurrir con los cambios, la puesta en marcha de las TIC en las aulas no avanza a la misma velocidad en todos los centros. No solamente por las dificultades presupuestarias, que las hay, sino también, en ocasiones, por las reticencias de algunos frente al entusiasmo de otros. Hemos pasado, pues, de estudiar las nuevas tecnologías a enseñar y estudiar con ellas. Y ese concepto de nuevas tecnologías de la información y la comunicación se convierte en Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento, de ahí las siglas TAC.
La idea de las TAC ya no se limita a enseñar a manejar el ordenador, la tableta o la pantalla digital, sino al concepto de gestionar el conocimiento y esas máquinas son meros instrumentos para transmitirlo y su manejo se da por conocido. Las TIC transmiten la información y las TAC la hacen accesible para los alumnos. Una vez más el papel del docente se vuelve imprescindible. Ya no sólo consiste en explicar una materia, como comentábamos en una entrada anterior, sino que el buen profesor debe de ilusionar al alumno, activar su curiosidad e inspirar el amor por el aprendizaje.
Y ese aprendizaje ya no solamente se realiza con libros o cuadernos, sino que también se hace a través de nuevas tecnologías cuyos contenidos y metodología debe de conocer el docente. Para ello debemos de facilitar al alumno la posibilidad de que localice por sí mismo la información que necesita, filtrando en esa inmensa red que es el ciberespacio, los datos relevantes que necesita.
La función del profesor cambia y del maestro con sus lecciones magistrales pasamos a un facilitador y supervisor del aprendizaje a través de canales que se mezclarán con los que propongan los propios alumnos para conseguir que los conocimientos, competencias y habilidades sean los adecuados a las necesidades de los alumnos, tanto a nivel individual como a nivel de clase. Pero, esta evolución no se detiene y ahora de nuevo, las corrientes más innovadores no se conforman con las TAC y creen que también deben de ser utilizadas las TIC como vínculo entre la escuela y las demandas de la sociedad.
Es el modelo que Dolors Reig ha llamado TEP (Tecnologías del Empoderamiento y la Participación). Esta experta considera a las TEP como un paso natural en la evolución del universo digital, basado en dos fenómenos: la participación y la influencia, pasando de los expertos a la inteligencia colectiva, construida a base de aportaciones de miles de personas. Hay quien considera que la tecnología unida al empoderamiento y la participación es el futuro y requiere un sistema educativo centrado más en el aprendizaje autónomo y con el foco puesto en el estudiante.
Ante esta sopa de siglas y con tantas innovaciones en el sistema educativo, no conviene olvidar las palabras de la autora de “The Complete Speakers Sourcebook”, Eleanor Doan: “Unas buenas herramientas no hacen un excelente profesor, pero un excelente profesor sí emplea bien las herramientas”.